_____________________________She is...


De: . Priss .

26-OCT-09
01-ABR-10

Capítulo X: an ALIEN.
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Kurosaki Ichigo siempre pensó que esos programas que hablaban de personas secuestradas por extraterrestres, eran una vil basura, simplemente patéticos… pero helo aquí, encerrado en una habitación muy extraña, rodeado de tecnología que jamás había visto y, aunque no era un experto, estaba seguro que no existía… no en su mundo.


Pasó un buen rato pensando, tratando de encontrarle la lógica a todo esto y tratando también de convencerse de que esto era un mal sueño o que en el mejor de los casos, se había vuelto loco.


~ Si, eso es !.


Se dijo a sí mismo.
Justo en ese instante se abrieron las puertas de acero, dejándole ver a una despampanante mujer de largos y rubios cabellos… y enormes pechos, ataviada con un diminuto vestido cuyo escote parecía no poder contra el exagerado busto de la mujer.


Ella le sonrió para luego guiarlo a través de aquel extraño lugar. Ichigo vio pasar un sinfín de puertas a través de aquel pasillo. Entraron en una que le pareció cualquiera, y se llevó el shock de su vida…

Al menos otros cuatro hombres estaban allí, completamente desnudos. La mujer que hasta ahora lo había guiado, corrió donde uno de los varones, quien yacía recostado en una especie de cama, empalmado, cabe decir.


La chica tan solo se sentó sobre las caderas del hombre de blancos cabellos y horrible sonrisa, clavándose ella sola el miembro viril y comenzando a subir y bajar las caderas en una cópula desenfrenada.


Cuando la rubia se cansó de ese hombre, fue donde otro un tanto más tímido de rubios cabellos, repitiéndose el mismo procedimiento: sentarse en él y cabalgarlo hasta lograr el éxtasis.



Ichigo giró el rostro, hastiado con la imagen. Quizás para muchos hombres aquello era un sueño hecho realidad, pero para él…


~ Tú sigues.


El pelinaranja salió abruptamente de sus pensamientos al escuchar la voz de la mujer.
Torció la boca; por muy hermosa y despampanante que fuese, él no podía más que sentir asco hacia ella.


~ ¡ Aléjate de mi, perra !.


La rubia dobló la boca, furiosa ante el rechazo de ese espécimen.
Presionó un botón en la pared y casi enseguida se abrieron las puertas de la habitación, apareciendo dos mujeres con la misma vestimenta que la primera, más estas portaban extrañas armas.


~ Llévenselo… no lo quiero.


Sin más, el Kurosaki fue obligado a seguirlas.
El muchacho se sintió como si lo escoltasen a ser fusilado y todo por rechazar a una loca ninfómana… ¡ que irónico !.


~ ¿Qué hacemos con él, Kiyone?.


Preguntó la más alta y de cabellos grisáceos.
La más pequeña sonrió traviesa.


~ Llevémoslo con ella… es la única que no ha cumplido con su deber y esta es su última oportunidad.


La chica parecía divertida con la situación y su risita perversa hizo estremecer al pelinaranja. ¿Acaso iban a ofrecerlo a otra loca?.


“¿Qué soy?, ¿un juguete sexual?.”


Se preguntaba, furioso con la sola idea; preguntándose también como sería la siguiente mujer y si estaría tan pervertida como la anterior.
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~ ¿Qué no lo entiendes?, ¡ no lo hare !, así que llévenselo.


Ichigo quedó sorprendido. Esa no era la reacción que él esperaba.
Frente a él, una pequeña chica de figura frágil y delicada, cabellos negros como la misma noche y unos ojos de un color que jamás había visto... ¿violetas?.


“¡ Hermosos !.”


Pensaba el muchacho, sin poder apartar la mirada de tan encantadora criatura.


~ No puedes negarte y lo sabes, ya has rechazado a muchos especímenes y solo una de nosotras ha sido fecundada. Si no cumples con tu deber de evitar la extinción de nuestra especie… serás desterrada.


La pelinegra dobló las cejas con pesar, comprendiendo la advertencia de su rubia amiga a la magnitud de su castigo.


~ ¡ Ya lo sabes !...

Decía la rubia mientras obligaba al pelinaranja a sentarse en la cama y lo aprisionaba con una especie de grilletes de luz, tanto en los pies como en las muñecas.

~ No puedes negarte esta vez… ¡ es tu deber !.


Dicho esto, ambas mujeres, por cierto hermanas, abandonaron el lugar, dejando solos a los futuros amantes.
La pelinegra caminó hasta un extremo de la habitación, dándole la espalda al muchacho; mascullando sabrá dios que cosas, quejándose seguramente.


Ichigo la miraba atentamente cuando de pronto ella se giró, clavando esos hermosos ojitos suyos en él. El Kurosaki sintió como una corriente eléctrica le recorría la columna. Ella lo miraba con frialdad, pero igual culpándole de esto. ¿Culpándolo?, ¿por qué?... él era un prisionero, él no había elegido estar en esta situación.


“Aunque si es con ella, no me quejaré.”


Pensaba, preguntándose por qué esa chica, a quien acababa de conocer hace unos minutos, ejercía una fuerte atracción sobre él.
No tuvo más tiempo para pensar en ello, pues la chica se acercó, inclinándose hacia él para comenzar a desnudarlo.


~ ¡ Hey, ¿qué haces? !. ¡¡ De-detente !!.


Le gritó avergonzado, entonces la mujer alzó el rostro, sus lindas pupilas violáceas deformadas a causa de las lágrimas. Ella no quería, pero la estaban obligando. Ichigo lo entendió con solo mirarla… ya no pudo quejarse más.


~ Dime tu nombre, mujer…


~ No me llames mujer… soy Kuchiki Rukia.


Explicaba ella con un ligero enojo.
El muchacho sonrió. Si iba a hacer algo tan íntimo, al menos quería saber el nombre de la bella mujercita que iba a utilizarlo.


~ Kurosaki Ichigo… un placer, preciosa.


Un lindo tinte carmín coloreó las mejillas de la chica ante las palabras de su “rehén” y se intensificó ante la sonrisa que este le dedicó.

Rukia sacudió la cabeza, tratando inútilmente de concentrarse. Volvió a intentarlo, arrodillándose frente a la pelvis del pelinaranja; con manos temblorosas, desabrochó los pantalones, dejando libre el semi-erecto pene del muchacho, quien a decir verdad estaba excitado con la situación… tener a una chiquilla hurgando en sus pantalones, era… bueno, una fantasía que muchos hombres tienen y él no era la excepción.


La Kuchiki apenas rozó con la punta de sus dedos ese extraño y nuevo pedazo de carne frente suya, que ante su fugaz toque pareció crecer y endurecerse aun más. Rukia no pudo evitar soltar un gemido de sorpresa y retroceder medio asustada. Tenía una vaga idea de lo que tenía que hacer gracias a aguantar las largas anécdotas que Rangiku le compartía, pero esto… no era nada sencillo. Su corazón latía desesperado, se sentía sofocada… estaba asustada.


Por otra parte, Ichigo… era la primera vez que reaccionaba así ante una mujer. Nunca se había excitado tanto con un solo roce.

La pelinegra se quedó embobada, sin apartar la mirada del miembro viril. Era una especie de magnetismo, su natural curiosidad intensificada con la excitación y el morbo que, sin querer, sentía.


~ ¿Rukia?.


~ ¡ Ahh !, sí, sí, yo…


~ Continúa!.


El Kurosaki apenas podía creer que le había dicho eso. Y la Kuchiki no comprendió el delicioso cosquilleo que esa simple palabra provocó en ella.

Rukia rodeó con sus suaves y pequeñas manos la virilidad del espécimen, acariciándolo y recorriéndolo con curiosa tranquilidad, lo cual era una cruel tortura para el pelinaranja, quien se mordía el labio inferior para no gemir de placer ante las divinas, aunque inexpertas, caricias de su compañera.


La Kuchiki se guiaba por lo que alguna vez escuchó de la insaciable de Matsumoto. Así que se inclinó un poco más, introduciendo el miembro masculino en su boca.


~ Ahhh !!!.


Ichigo gimió más que agradado con el contacto. La dulce boquita de la chica, su calidez y humedad… y el toque de inocencia de Rukia… lo enloquecían.


~ Ru, Rukiaaa !!...


Ella alzó el rostro al escuchar su nombre, clavando sus bellísimos ojos violetas en los miel del muchacho.


“Dios !. ¡ No hagas eso, pequeña !…”


Pensaba. Y es que el simple hecho de que ella lo mirase mientras introducía su pene en la boca… era una escena que jamás olvidaría y que irremediablemente lo encendía.


~ ¡ Lámelo !.


~ ¿Qué?.


~ Si… como un dulce. Sabes cómo, ¿no?.


~ S-Sii…


La pelinegra no sonaba muy convencida, pero igual hizo lo que el muchacho le pedía.

El Kurosaki empujó las caderas, echando hacia atrás la cabeza al sentir la lengua de esa mujercita recorrer su virilidad. Cerró los ojos y apretó los dientes; esa chiquilla los estaba torturando deliciosamente. Esa pequeña y caliente lengua lo recorría desde la base, delineando las esferas que sostenían su miembro para luego recorrerlo a lo largo y terminar lamiendo la punta.


Ichigo se retorció de placer. Era delicioso pero frustrante el no poder tocar a tan encantadora mujercita. Pero la tortura fue peor cuando Rukia rodeó la punta del pene con sus pequeños labios y succionó con fuerza.

El muchacho no pudo soportar tanto gozo y se corrió. Sorprendida, la Kuchiki despegó su boca del miembro de su compañero al sentir como un líquido salía de este e iba a parar a su boca. Tragó un poco y luego un poco más salpicó su rostro, lo demás terminó derramándose sobre la cama.


~ I-Ichigo, que? !!...


Preguntó ella, limpiándose la cara.
El pelinaranja no decía nada, estaba rojo de vergüenza y de placer también, claro, pero se sentía mal por haberse venido tan rápido y no brindarle placer a esa chica que no hacía más que enloquecerlo.


Rukia lo encendía demasiado y no podía controlar todas esas emociones que ella en él provocaba.


~ ¿Ichigo?... te hablo.


El pelinaranja se sobresaltó al darse cuenta que el rostro de la chica estaba cerca del suyo, mirándolo con esos grandes ojos violetas que a él tanto le gustaban, y esa sonrisa tan linda que iluminaba su cara…


“Rukia… ¡ me encantas !.”


Este pensamiento impulsó al muchacho a acercar su rostro al de ella y robarle un corto beso, un contacto tan fugaz entre sus labios pero que encendió una chispa, haciéndolos estremecer.


~ ¿Qué fue eso?.


Preguntaba la pelinegra, llevándose las manos para cubrir su boca, mirándolo realmente sorprendida.


~ Un beso, enana. No me digas que nunca habías…


La Kuchiki negó con la cabeza mientras se sentaba sobre las caderas del muchacho. Ichigo apretó los dientes al sentir el roce de la intimidad de la ojivioleta con su pene, que pareció despertar nuevamente gracias a aquel contacto, irguiéndose una vez más… ahora más duro, ahora más grande. El Kurosaki comenzó a mecer las caderas ligeramente, creando fricción entre ambos sexos.


Rukia se cubrió la boca con ambas manos, clavando sus hermosos ojos en los del muchacho, sorprendida. ¿Qué era esa sensación tan extraña?, ¿por qué ese cosquilleo la hacía querer más y más?. El Kurosaki sonrió. Esa chica era demasiado inocente… y le gustaba…


La Kuchiki imitó al pelinaranja, buscando más de aquel delicioso y excitante contacto entre sus partes íntimas.

Cuando el simple roce ya no fue suficiente, Rukia se detuvo e Ichigo aprovechó ese instante para empujar sus caderas y clavarse totalmente y de una sola vez en la cálida y húmeda intimidad de la hermosa mujer.


La joven chilló ante el dolor que la recorrió, como un pinchazo, y terminó abrazándose a su compañero. ¿Por qué la había lastimado?, ¿por qué dejó de moverse?, ¿por qué a pesar del dolor ella quería seguir y obtener más de aquel contacto?. Confundida y sin respuestas, siguió ondulando las caderas.


~ ¡ Lo siento, lo siento !…


Le susurraba él al oído; ella le rodeó el cuello con sus brazos, tomando impulso y siguiendo con ese baile que terminó por encantarle y parecerle adictamente necesario.

Ichigo apretó ojos y dientes, tratando de controlar tanto placer… sin conseguirlo. Su espina se hallaba prisionera de la cálida, húmeda y deliciosa prisión que la intimidad de Rukia representaba.


Era frustrante que él no pudiese tocarla con sus manos que dolían de ese deseo… de esa necesidad. Y fue el placer en combinación con la frustración, lo que le dio la fuerza suficiente para destrozar los grilletes de luz y por fin, atrapar entre sus brazos a la mujer.

Rukia se sorprendió de que el muchacho se liberase, pero ella no tuvo inconveniente en permanecer prisionera de su abraso, al contrario, le encantaba la sensación. Y más que atrapada, la Kuchiki se sentía…


“Protegida.”


Tras este pensamiento, Rukia cerró los ojos y se dejó envolver por el aroma de su compañero.
Más los dulces pensamientos tuvieron que ser relegados, pues la hombría del pelinaranja que entraba y salía del estrecho espacio que le brindaba, la estaba haciendo enloquecer.


Ichigo no estaba en diferentes condiciones. A cada segundo, a cada embestida, la vagina de la pelinegra parecía volverse más y más estrecha, aprisionándolo en el dulce y loco placer que no fue capaz de soportar.


Así, entre besos y caricias erráticas, Rukia sentía como un cosquilleo nacía en su vientre para luego convertirse en fuertes y delirantes pulsaciones que la hicieron gritar de gozo, torturando con sus contracciones internas a su amante. Ichigo no pudo reprimir los roncos gemidos, como tampoco pudo reprimir su abundante venida ante el inminente y devastador orgasmo que lo recorrió.


Aun con respiraciones agitadas, buscaron los labios del otro, uniéndose en besos largos y profundos que los llenaban de un tranquilo placer y saciaba la necesidad de sentirse mutuamente.

Al romper uno de los tantos besos, Rukia se percató que las muñecas del muchacho sangraban.


~ ¡ Ichigo, estas lastimado !.


El sonrió sutilmente, enternecido por la preocupación que ella le demostraba.


~ No es nada, enana. Yo… lamento haberte lastimado.


~ ¿E, enana?.


El sonrió para luego volver a besarla. Si iba a estar con ella, con gusto seguiría cautivo. Y si iban a mantener esos apasionados encuentros, jamás volvería a quejarse.


~ Comprenderás que eres mío y que tu deber es satisfacerme, complacerme y por supuesto, fecundarme.


El Kurosaki la miró fijamente. Con gusto cumpliría todo lo que ella le pedía, pero había un pequeño error, o mejor dicho, a la pelinegra se le olvidó decir algo…


~ Tú eres mía, pequeña. Y nunca… jamás permitiré que consigas a otro hombre como tu loca amiga de grandes pechos… yo me basto solo para complacerte y tenerte satisfecha.


Ella lo escuchó atónita y se preguntó quién estaría más obsesionado con el otro.
La intensa mirada del pelinaranja le dio la respuesta.


Rukia sonrió para luego besar a su hombre y aferrarse a él en un abrazo. Con el semen del muchacho aun escurriendo por sus muslos y su pene bien clavado en ella.

La Kuchiki comenzó a mecer las caderas una vez más, esperando repetir la apasionada entrega de hace unos minutos. A Ichigo pareció gustarle la idea y mientras correspondía los besos de la hermosa chica, se preguntaba qué haría él en el futuro…


Si desterraban a Rukia, ella podría quedarse en la tierra y vivir con él; la idea le encantaba. O si él era obligado a ir con ella a un lugar recóndito del universo…


“Igual lo haría.”


Pensaba. Como sea, si ambas opciones significaban estar con ella, no importaba cual resultase definitiva.

En ese instante, Ichigo comprendió que por seguir a esa mujer, por amarla, sería capaz de ir hasta el fin del universo de ser necesario.






. Fin .
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Aquí la última y historia y tenía que cerrarla con broche de oro, por ello… LEMON.

Cuando se me acababan las ideas para hablar de una Rukia no humana, pensé: si no es humana, entonces… es extraterrestre, y de ahí esta idea.

Y luego recordé esos programas de estudios extraterrestres, donde hay personas que afirman haber sido secuestrados por extraterrestres, algunos dices que fueron… ¿violados?.

Total que pensé… si van a secuestrar a humano (en este caso a Ichigo) y hacerle pasar por eso, pues mejor que lo disfrute, ¿no?. Y para complacer al pelinaranja… Rukia.

Por cierto que este cap tiene un poquito de inspiración en el anime Vandread.


priss-sk@hotmail.com