_____________________________She is...


De: . Priss .

Capítulo IX: a DOLL.
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~ ¡ E-espera, Rukia !.


Ichigo sujetó fuertemente las muñecas de la chica frente a él, frenándola de su necio deseo de abrazarlo.
Pero la cosa no era fácil, especialmente cuando la chica no vestía más que unas diminutas bragas blancas.


~ Maldición, enana, ¡ no puedes andar así por el departamento !.


“Aun cuando me encante verte así.”


Lo que comenzó como un regaño para su linda compañera, terminó siendo un tortuoso e incomodo pensamiento.


El pelinaranja se quitó la camisa para inmediatamente después ponérsela a la pequeña pelinegra, cubriendo su desnudez. A Ichigo le temblaban las manos conforme abotonaba la camisa y es que, por muy recto y responsable que fuese, no podía apartar sus ojos de los pequeños montoncitos de carne de la mujer, mucho menos de los delicados botoncitos rosas que los coronaban.


~ Maldición !!.


Susurró para sí el muchacho, dándole la espalda a la chica y dirigiéndose a la cocina por un vaso de agua; de pronto la garganta se le había secado.


~ Maldita tecnología; ¡¡ puta debilidad de hombre !!...


El chico se recriminaba a sí mismo en murmullos, una vez más a causa de la loca decisión que lo llevó a quedarse con la linda pelinegra.



Sorprendente en verdad lo mucho que la tecnología había avanzado. Y los juguetes sexuales no podían quedarse atrás, ¡ oh no !.

Tenían que crear esas versiones modernas de las muñecas inflables; “mujeres” creadas con biotecnología. Lucían como mujeres, pero no lo eran y por ello no se les trataba como tal. No menstruaban y por tanto no podían tener hijos, eso era perfecto para los dueños. Pero a fin de cuentas no eran más que muñecas, simples marionetas que podían ser usadas, reemplazadas y desechadas; carentes de cualquier derecho o protección.


Y precisamente porque podían ser desechadas, fue como Ichigo pudo adquirir a Rukia.


“Aunque la palabra ‘adquirir’ me cause asco.”


Pensaba el Kurosaki, mientras veía como la pelinegra se acercaba a él y lo abrazaba por la cintura, recargando la cabeza en su pecho. Y con ese contacto, haciéndole recordar cómo fue que ella terminó con él. . .
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~ ¿Estás loco?, ¡ no puedes hacer eso !.


~ ¿Por qué no?... no es más que una muñeca, no una chica de verdad. Entiéndelo, Kurosaki.


El pelinaranja torció la boca. Le daba asco la forma en que el puto de Uryuu, su amigo, hablaba acerca de esas… cosas, criaturas… ¡ como sea !.
Ah pero, ¿que podía esperar de un niño rico como él?. Tenía una amplia colección de muñecas, así que no le importaba arrojar a una a la basura.


~ Además ella está defectuosa.


~ ¿Cómo así?.


Preguntó el Kurosaki, ignorando el asqueroso comentario del chico de gafas.
Ishida sonrió. Bueno, aparte de que los atractivos femeninos en esa muñequita eran más pequeños de lo normal (al menos en ese tipo de marionetas, considerando que todas venían equipadas con pechos del tamaño de melones. . . o más grandes), no sabía cocinar y por si fuera poco no lo obedecía.


~ Siendo yo su amo y señor, eso es intolerable, además huye de mí, jamás he podido tocarla. Te digo, amigo Kurosaki, me vieron la cara al vendérmela.


Ichigo ignoró las atroces palabras del peliazul, girando la vista donde la chica de la que hablaban desde hace un rato, quien sentada al borde de la ventana, veía el hermoso paisaje que regalaba el inmenso jardín de Ishida Uryuu.


Ella era una pequeña mujercita de figura suave y frágil. . . aunque esas piernas. . .


“Son bellísimas.”


Pensaba el pelinaranja, doblando las cejas, enojado consigo mismo ante la descabellada idea que embargó su mente.
No lo pensó más. . .


~ ¡ La llevaré conmigo !.


~ ¿Qué? !!.


~ Ya oíste, Ishida… ¡¡ la quiero para mí !!…


El chico de gafas parpadeó un par de veces, mirando fijamente a su amigo pelinaranja.
Una sonrisa traviesa y burlona le adornó el rostro.


~ Kurosaki, jodido pervertido, jamás lo esperé de ti.


~ ¡ Cállate !.


Ichigo giró el rostro, tratando, sin éxito, de ocultar el sonrojo que le coloreó la cara.


~ Felicidades, amigo, ahora eres el dueño de la muñeca más inútil del mundo.


Por alguna razón que no comprendía, al Kurosaki no le gustaba la forma tan cruel con que Ishida trataba y hablaba de la pelinegra, más no dijo nada, tan solo fijó sus amielados ojos en la muñequita de cristal que el imbécil de Uryuu le ofrecía.


~ Ella es Rukia.


“¡ Rukia !.”


Ichigo pensó. . . que ese nombre era hermoso.
Y se perdió idiotizado en el mar de sensaciones que le provocaba el simple hecho de mirarse en los ojos de la chica.
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El Kurosaki miraba fijamente a la chica entre sus brazos, tratando de encontrar las respuestas a muchas dudas tenía desde que ella llegó.


Por ejemplo, Uryuu le dijo que la pelinegra huía de él y que jamás había podido tocarla, mientras que con Ichigo, Rukia lo buscaba. . . buscaba su abrazo, sus caricias. . . y sus besos.


Y aunque el pelinaranja no la llevó consigo para jugar sexualmente con ella, sino para cuidarla, protegerla, cada vez era más difícil resistirse a tan encantadora y seductora criatura.


Había algo en Rukia distinto a las demás muñecas. Sus ojos brillaban desbordando vida, mientras que las demás no eran más que muñecas de tamaño real, creadas para obedecer y sin el más mínimo rastro de emociones.


“Rukia es tan… distinta, casi humana.”


Pensaba el muchacho, acariciando los negros cabellos de la mujer, inclinándose para ser él quien la besara. Por primera vez era él y no ella quien buscaba aquel delicioso contacto entre sus labios.


Fue suave, sin prisas y hasta tierno. Una sonrisa adornó el rostro del Kurosaki una vez que rompió el contacto, pues estaba convencido que ese había sido el mejor beso de toda su vida.


Fue increíble, extraño, pero muy grato. . . el ver el carmín coloreando las suaves mejillas de la pelinegra. Pero más sorprendente fue lo que vino después…


~ Kurosaki-sama.


La sorpresa se desbordaba de los ojos del muchacho, ante las palabras de la jovencita.
Rukia nunca había pronunciado palabra alguna, una razón más por la que Ishida Uryuu la tachaba de defectuosa.
Pero aquí estaba ella, diciendo sus primeras palabras…


“¡ Y son para mí !.”


Pensaba Ichigo con una sonrisa iluminándole el rostro.


~ Solo llámame Ichigo, pequeña.


~ Ichi… go !... Ichigo… sama.


El pelinaranja suspiró sin borrar su sonrisa. Tendría que trabajar mucho con ella; enseñarle a Rukia que él no era su dueño, ni su amo o señor. Pero por ahora. . .


~ No puedo más, Rukia.


Decía Ichigo al tiempo en que tomaba entre sus brazos a la mujercita y se dirigía a su habitación, dispuesto a tenerla toda para él… y hacer con ella lo que desde ahora serían sus “juegos de amor”.


Se resistió cuanto pudo por meses… pero no pudo más. La necesitaba, la deseaba… Quizás Rukia era una muñeca, pero eso no quería decir que no la quería, además después de esta noche ella sería suya… en toda la extensión de la palabra.






. C o n t i n u a r á .
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Este es mi segundo favorito de esta colección de one-shots.

Aunque no fue planeado así, este cap tiene cierta similitud con el capitulo uno de la colección “Without you”: Dear Rukia.

Y de igual manera está fuertemente inspirado en el anime DearS, pero además también hay mucho de Saber Marionette J, tanto así que en algunas ocasiones utilizo el término ‘marioneta’.

No sé, me es muy común imaginar a Rukia bajo ese concepto de “muñequita sexual” y a Ichigo como su dueño. Aunque sus personalidades no ayudan mucho ¬¬’. Soñar no cuesta ^¬^.


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