_____________________________She is...


De: . Priss .

Capítulo VIII: a SHINIGAMI.
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Ichigo no sabría decir por qué le atraía esa chica.
Es decir, ella no era el prototipo de belleza juvenil, era bajita, de escasos atributos, casi plana, mandona y además le encanta fingirse niña buena, esto último lo sabía, porque a pesar de ser una dulzura con todos en la escuela, a él lo trataba con la punta del pie.


Pero aun así, él sentía cierta atracción por Kuchiki Rukia y quizás por ello, a pesar de los defectos antes mencionados, el Kurosaki podía ver ciertos detalles que hacían que la chica le gustase más. . .

Su blanca piel como la nieve parecía suave al tacto.

~ Quiero tocarla.

Susurró él para sí.
Su boquita coqueta cubierta de rosa, lucía tan pura.

~ Quiero probarla.

Se dijo.
Su cabello negro como la noche que desprendía un delicioso aroma a flores.

~ Quiero acariciarlo.

Insistió. Y por si todo aquello fuera poco, su figura grácil que la hacía ver frágil y delicada.

~ Quiero protegerla.

Ichigo cerró los ojos mientras sonreía sutilmente.
Esa chiquilla lo había idiotizado. El pelinaranja tuvo que aceptar ante sí mismo que, después de todo, Rukia era una chica muy linda.


El chico jamás hubiese imaginado que esa misma noche, su perspectiva sobre ella sería puesta a prueba.

De regreso a casa ya por la noche, Ichigo escuchó a alguien gritar de terror; la voz de un hombre, sin duda. Debió ignorarlo, pero su naturaleza protectora lo hizo correr a auxiliar al tipo. Recorrió un par de calles hasta encontrarse con la persona en peligro. En efecto era un hombre que venía corriendo hacia él, con el rostro desencajado de terror.


El Kurosaki no comprendió el por qué de esa expresión, era como si el sujeto hubiese visto un fantasma.
Ichigo frunció el ceño. Tal vez el tipo estaba borracho, más pronto declinó aquella posibilidad.


El muchacho abrió desmesuradamente los ojos, pues de pronto, girando en la esquina, una chica vestida de blanco levitaba y con una oz en la mano, parecía perseguir al tipo que venía hacia él.
Fue peor la impresión cuando la figura fantasmal se fue acercando…


~ Rukia !!.


Ichigo se quedó congelado sin poder mover siquiera un dedo. Estaba en shock.
La hermosa chica que le había robado el pensamiento, levitaba hacia él con sus lindos ojitos apagados. Ya no estaba el violeta en ellos. No había… nada en ellos.


El corazón del muchacho se detuvo por un instante al tener frente a frente a la mujer. Imaginó lo peor, más contrario a toda creencia, la chica lo traspasó como si nada, como el ente fantasmal que era.


Ichigo no pudo moverse, las piernas no le respondían y solo fue capaz de escuchar los gritos desgarradores del tipo que la pelinegra perseguía. Luego… no escuchó más.

Con los ojos desteñidos, el Kurosaki bien sabía lo que había pasado a sus espaldas. Con un ligero temblor, el chico por fin había sido capaz de girarse y ver la más cruda escena que pudiese haber presenciado en su corta vida.


Rukia ya no levitaba, sus pies descalzos tocaban el piso. Ella lo miraba fijamente, aunque sus ojos seguían tan opacos como una noche lluviosa y su lindo rostro estaba manchado con unas cuantas gotas de sangre.
El tipo yacía sin vida a unos pasos frente a la mujer.


~ Ru, Rukia… ¿por qué?...


Ichigo tomó valor para acercarse a la chica. Él francamente no creía en fantasmas.


“¡ Pero esto !.”


Pensaba él, dudoso.
Más que un espíritu, la chica frente a él parecía un demonio.


“¡ Un dios de la muerte !.”


El pelinaranja tembló ante la idea. La chica frente a él, aquella que le gustaba… ¡ NO !.
Ichigo estiró el brazo, tratando de tocar la mejilla izquierda de la mujer, más esta, de pronto, comenzó a desvanecerse, dejándolo solo, confundido, asustado y sobre todo con una inmensa tristeza oprimiéndole el corazón.
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Al otro día en el instituto, el pelinaranja no pudo evitar acorralar a la Kuchiki en la azotea y exigirle respuestas.


~ ¿Qué fue lo de anoche?, ¿por qué lo hiciste?. ¿Por qué tu?... ¿por qué precisamente tu?.


La pelinegra lo miraba sorprendida y asustada. No por él, su fuerte y lastimoso agarre o por las palabras acusadoras que salían a gritos. Ni su mirada iracunda que, sin querer, la culpaba… ¡ no !... Kuchiki Rukia estaba asustada al comprobar que todo aquello había sido real.


~ I-Ia… ¡¡ no puede ser !!.

La chica comenzó a temblar; lágrimas de desesperación escaparon de sus lindos ojos y recorrieron sus mejillas.

~ ¡ Di-dime que no es cierto !. Que no hice nada, que tú no viste nada…


~ ¿Rukia?.


~ ¡ A-anoche soñé contigo !.


Tras aquellas palabras que parecían un doloroso murmullo, Rukia se arrojó a los brazos del pelinaranja, llorando sin poder evitarlo.
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~ Comenzó hace un año… yo creía que eran sueños, pero al siguiente día, en las noticias o al escuchar a la gente, me enteraba que esas personas realmente habían muerto, que yo…


La Kuchiki calló, no pudiendo seguir, en cambio, ocultó el rostro en el pecho del Kurosaki.
Sentados en el piso de la azotea, recargados contra la reja, Rukia entre las piernas del muchacho, mismas que se hallaban a los costados de ella. Él le acariciaba el cabello, totalmente perdido en la suavidad y en la fragilidad de su pequeño cuerpo que se pegaba al suyo, buscando consuelo y protección.


~ Mi madre me llevó con un monje del templo y él le dijo que había sido poseída por un shinigami a punto de extinguirse, que este se había fusionado con mi alma y que solo podía abandonar el encierro de mi cuerpo cuando dormía… y hacer su trabajo.


Ichigo contuvo la incredulidad, así como el temblor al imaginar lo crudo de aquel relato.
Depositó un dulce y tierno beso en la frente de su compañera, quien se estremeció al sentir aquel contacto. Rukia alzó el rostro, como buscando una razón; el Kurosaki la miró a los ojos, sus orbes amieladas desbordando un mar de sentimientos por ella.


~ Gomen !.


~ Ie… no es tu culpa, enana.


~ ¿E, enana?.


La Kuchiki sonrió jovial. En otras circunstancias hubiese pateado a ese atrevido, pero ahora, por las circunstancias, el adjetivo la hizo sonreír al menos un poco. Y esa pequeña sonrisa derritió al chico, quien no pudo controlar sus impulsos y se inclinó para posar sus labios sobre los de Rukia, la cual se sorprendió ante el fugaz pero delicioso contacto.


Ella lo miró a los ojos; su lindo rostro totalmente rojo.
Y no pudiendo sostenerle la mirada, la chica volvió a acurrucarse en el cálido pecho varonil, confesándole sus temores.


~ No quiero pensar en el momento en que llegue a lastimar a las personas que quiero. Mis padres, mis amigos…


Con cada palabra, la Kuchiki se aferraba al pelinaranja.
Ichigo no soportó verla así; volvió a acariciar sus sedosos cabellos y a estrecharla con fuerza entre sus brazos.


~ Eso no va a pasar… ¡ no lo permitiré !.


Le decía él, cerrando los ojos para soportar la frustración.


~ I-Ichigo, yo… podría matarte…


~ ¡ Yo te protegeré !.


~ Yo ya no soy humana, yo soy…


Pero Rukia no pudo seguir, pues los labios del Kurosaki se habían posado sobre los de ella en un beso posesivo.

Él bien sabía a lo que se estaba arriesgando, pero no podía evitarlo. Él quería a esa chica, aun con lo diferentes que eran, a pesar de los problemas que ella le traería.


Aun a pesar de que ella ya no era humana… él la amaba y estaría a su lado… sin importar lo que le pudiese suceder.






. C o n t i n u a r á .
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Una historia donde Rukia viene siendo lago así como la enviada de la muerte. No es mi cap favorito ¬¬’.
Quería plasmar un poco de la trama de Bleach, pero a través de un universo alterno.

Así pues, Rukia es un shinigami, aunque no tan “buena” como en la trama original.
Aquí, me imagino a la Kuchiki con el atuendo que tenía en Fade to Black al fusionarse con los hermanos <>.

Si lo notan, esta trama es muy parecida al cap seis de esta misma colección, que está basado en Saikano.


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