______________________________Lazos


De: . Priss .

Capítulo IV.
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~ Enana tonta… ¿dónde estás?.


A Ichigo no le hizo gracia tener que salir a buscar a esa niña en medio de la lluvia. Con lo que él odiaba ese clima.


“Cuándo la encuentre esa enana tendrá que escucharme.”


Pensaba, quitándose el impermeable que poco o nada le había protegido de la lluvia.
Subió a su habitación, se daría un buen baño con agua bien caliente para no resfriarse.


Apenas iba a abrir el armario para sacar ropa seca, cuando escuchó unos sollozos. . .


“¡No creo que…!”


Pensó. No podía ser que esa niña hubiese estado allí todo el santo día. Más al abrir la puerta lo comprobó.
Rukia lloraba desconsolada, abrazando sus rodillas.


~ Idiota!!... sabes que te busqué por todos lados, papá está muy preocupado por ti y tú aquí como si nada.


Pero la pequeña no hacía caso de los reclamos del pelinaranja, en cambio seguía llorando, llamando entre sollozos a sus padres que, por más que ella quisiera, no volverían.

Al Kurosaki se le encogió el corazón. Esa chiquilla extrañaba a sus padres, tanto como él a su madre. Al menos el tenía al loco de su padre, pero ella. . . Rukia estaba sola y él había sido tan cruel con ella.


~ Oe, enana, lo siento… sal de allí y llamemos a papá para decirle que estás bien.

Ella alzó el rostro; sus lindos ojitos violetas embargados por la tristeza y la soledad.

~ Gomen na!.


Ichigo extendió una mano, esperando a que la pelinegra la aceptara. Rukia dudó un momento, pero al final estrechó la mano del pelinaranja.


~ Ven.

La bajó del armario hasta tocar el piso.

~ Mira nada más, de por si eres fea y con los ojos así…


Le decía él, limpiando unas cuantas lágrimas.


~ Baka!!.


Ichigo sonrió al escucharla.
En ese instante, el pequeño Kurosaki se dio cuenta de que definitivamente prefería verla enojada a verla llorar, especialmente si era por su culpa.


~ Tengo mucha hambre, tengo ganas de pizza… ¿quieres cenar conmigo?.


Le propuso él, con una gran sonrisa, las mejillas de la pequeña se colorearon rojas para luego sonreírle tiernamente al niño, cuyas mejillas parecieron reflejar el color de las de la Kuchiki, aunque más tenue.

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Las cosas entre ambos niños mejoraron mucho a partir de entonces. Jugaban juntos e Ichigo la cuidaba casi celosamente, realmente preocupado por la pequeña.

A la vista de la gente, esos dos realmente parecían dos hermanos muy unidos, pero los niños, especialmente Ichigo, no lo creían así.


El pelinaranja nunca quiso que Rukia lo llamase “onii-chan”. . . él, por su parte. . . era feliz al llamarla. . . enana.






. C o n t i n u a r á .
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Me imagino a estos dos de niños. . . y me da una ternura ^0^ .

Este cap quedó muy pequeñito. La razón es que este y el cap seis eran originalmente uno solo, pero decidí dividirlo para finalmente quedar así.


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