___________________________Without you


De: Priss

Capítulo II: `This is a gift .´
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Rukia caminaba por las congestionadas calles del imponente Tokyo. Maravillada, así estaba.
Agradecía que su hermano hubiese tenido que visitar la ciudad por negocios.


“Aunque escaparme del hotel para dar un paseo seguramente no estaba en sus planes.”


Pensaba la chica de negros cabellos, sonriendo sutil pero traviesa.

Si, esta era una travesura, pero si no actuaba de esa forma, seguramente no hubiera podido conocer este fantástico lugar, a pesar de estar aquí.

Llamémosle capricho, pero todos tenemos derecho a uno de vez en cuando, ¿no?. Eso es lo que la Kuchiki creía y lo que le infundió el valor para desobedecer a su hermano. Total, bien dicen por allí: más vale pedir perdón que pedir permiso.


La chica pasó casi toda la tarde recorriendo las principales avenidas, visitando algunas plazas sin llegar a encontrar nada de su total agrado para comprar.
Como sea, disfrutó mucho esos momentos; Karakura era tan aburrida a comparación de esta ciudad, eso sí, más tranquila.

Ya casi oscurecía, así que la joven decidió que era hora de volver a su celda, perdón, al hotel.
Caminó por cinco minutos. . . entonces lo vio. . .

En una manta sobre la acera, un montón de “chucherías”; anillos, pulseras, gargantillas, todas muy sencillas y hasta sin chiste, al menos para una mujer como ella que estaba acostumbrada a ver toda clase de joyería de verdad, no imitaciones como aquellas. No obstante, sus violáceos ojos se fijaron en una pulsera en específico y su rostro se iluminó.


~ Es precioso!.


Susurró para sí, sosteniendo una pulsera entretejida con caritas de chappies blancos y negros; no es que fuera la gran cosa, solo que la pelinegra adoraba a ese conejo. Además no tenía nada parecido a ese objeto, por lo que lo consideraba kawai.


~ Cóbrelo.


Decía una sonriente Rukia, mostrando una tarjeta de crédito al que parecía ser el dueño de todas esas baratijas.
El tipo alzó una ceja, incrédulo. Esa chiquilla debía estar bromeando.


~ Obviamente, no acepto tarjetas.


La Kuchiki hizo un puchero, tan ajena a ese ambiente que no entendía el porqué.


~ Entonces…


Ella sacó un billete de cincuenta dólares.
Pero la respuesta fue la misma: NO.


~ ¿Por dos dólares?, mejor regrese cuando tenga cambio, a menos que quiera llevarse una tercera parte de mi mercancía.


La joven dobló sus pequeñas cejas con tristeza.


~ Pero yo solo quiero el de chappy.


Murmuraba la Kuchiki, compadeciéndose de sí misma.
Tan sumida estaba en sus pensamientos llenos de tristeza, que no se dio cuenta de que alguien más compraba la pulsera. . .


~ Toma!.


. . . tan solo para obsequiársela a ella.

Rukia alzó el rostro entonces, sorprendida y por supuesto feliz.
Iba a agradecerle a la “maravillosa” persona que le hacia ese gran favor, pero esta ya no estaba; giró el rostro en todos lados.


~ Fue el chico de cabello naranja.


Escuchó al vendedor. Ella le agradecía para luego correr donde el muchacho de uniforme negro y extravagante cabellera.


~ Arigatou


Le dijo ella, una vez a su lado, pero no obtuvo respuesta por parte del chico.
Rukia torció la boca ligeramente. Ese antipático no podía ser quien le regalase la pulsera, no!.


~ Etto… mi nombre es Rukia, y el tuyo es…


La pelinegra dejó las palabras en el aire, en espera de que el chico le contestase, pero este le ofreció solo silencio e indiferencia.
Rukia apretó los dientes, dispuesta a decirle sus verdades a ese tipo, pero inesperadamente este se le adelantó.


~ Ichigo.


Ella se detuvo, parpadeando un par de veces, luego sonrió.


~ Entonces gracias, fresita-kun.


El pelinaranja se giró hecho una furia.


~ Tu… chiquilla creída, te voy a…


El joven no pudo continuar. A escasos centímetros tenía el hermoso rostro de la chica, quien le sonreía jovial.
El Kurosaki se alejó un poco, desviando la mirada y tratando de ocultar el rojo en sus mejillas, así como su nerviosismo.


~ Si, como sea, te veías tan desesperada… fue patético.

~ Oye, no es que no tuviese dinero, solo… no tenia efectivo.



El muchacho alzó una ceja. Comenzó a analizar a la pequeña mujer frente a él. . . su ropa, a pesar de informal, se veía fina. Igual no parecía saber cómo funcionaban los negocios en las calles.


~ Niña rica.


Susurró; una mezcla de resignación y fastidio.
Como sea, ¿qué hacia una niña bien en un lugar como ese, sin compañía o guardaespaldas?.

Rukia pareció comprender el silencio de ese muchacho, así que respondió; calmando su curiosidad.


~ Escapé, quería… conocer la ciudad antes de regresar a Karakura.


El pelinaranja sonrió; vaya, ¡qué chica tan interesante!. A pesar de representar todo lo que él detestaba, ella le resultaba estimulante. . . mucho.

Quizá por ello se decidió a comprarle y obsequiarle la pulsera, quizá por ello se atrevió a reducir la distancia entre ellos, quizá por ello intentó darle un beso. . . lo que él no esperó fue la pequeña mano de Rukia estampándose en su mejilla izquierda.

Ella lo miraba indignada, pero sonrojada, cubriéndose los labios con ambas manos, como si hubiese hecho algo malo, aun cuando solo había sido un simple roce, sus lindos ojos violáceos brillaban y sus mejillas se matizaron en carmín, mientras que él se tocaba la zona afectada.


~ Atrevido!!.


Ichigo la miraba no muy feliz, más luego sonrió, el fugaz roce entre sus labios bien había valido la pena.


“Ella me gusta.”


Pensó.
Era la primera vez que le interesaba una chica que acababa de conocer.

Le hubiese gustado conversar o discutir un poco más con ella, pero entonces se acercó un tipo lleno de tatuajes y llamativo cabello rojo.


~ Rukia… ¿dónde estabas?. Te estuve buscando por todas partes todo el santo día.


Decía el recién llegado, sujetando la mano de la mujer.

~ Vámonos… tu hermano va a matarme.



La Kuchiki no pudo oponerse. Ella igual temía la reacción de Byakuya, a pesar de haberse divertido tanto. Conoció la ciudad, consiguió una pulsera de su adorado Chappy, se encontró con un chico interesante y le habían dado su primer beso. . . ¿qué más podía pedir?.

Giró el rostro, buscando la mirada del pelinaranja, quien le sonrió sutil y agitó ligeramente la mano en forma de despedida. Vaya coincidencia de conocer a esa chica tan interesante.

Cuando no pudo verla más, Ichigo reanudó su camino, mientras pensaba que quizás debía solicitar un intercambio a una de las escuelas de Karakura.






. Fin .
     Siguiente. . .
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09-marzo-09
10-marzo-09

Un poco de la actitud de Rukia y sus problemas de efectivo ¬¬’, están basadas en el primer cap de la serie 6teen, en la que Caitlin pretende pagar una limonada con tarjeta de crédito. . . niñas ricas ¬¬’.

Bueno, me pareció gracioso y de ahí que pusiera a Rukia en una situación similar.


priss_pk@hotmail.com